martes, 23 de abril de 2013

Miniatura gótica y libros de devoción

Mientras que en el siglo XII, las instituciones de mecenazgo más importantes fueron los monasterios, destacando entre ellos los benedictinos.
En el siglo XIII,  sin embargo, la creación pictórica en el ámbito de la miniatura adquirió  una nueva dimensión como consecuencia de la transformación de la forma de su producción. En torno a los años próximos a 1200 representaron un periodo de cambio en la producción  de libros miniados, eran libros todavía de gran formato que sus textos comentados servían de soporte a la iluminación.
Durante el siglo XIII se consolidó un nuevo tipo de cliente más urbanita, que sin duda repercutió en la edición de estos libros; primeramente en el tamaño de los libros que se reduce considerablemente. El libro de devoción personal, el salterio, fue ganando popularidad a lo largo del siglo XII para convertirse en el siglo XIII en el objetivo principal de los iluminadores.
Durante los siglos XIII , XIV y hasta finales de la Edad Media, el Salterio y los Libros de Horas, como libros de rezos para laicos y religiosos, recibieron una elaborada ornamentación. En la decoración pintada del libro, la producción  de Inglaterra tuvo unas condiciones particulares: no se redujo a un solo centro y vinculó  su estilo a  diversos destinatarios.
Libro de Horas de Juana de Castilla


De esta manera, la demanda de los textos miniados giró en torno a dos ámbitos: uno intelectual y otro cortesano. El primero, dependerá de las escuelas catedralicias y de las universidades, que era necesario estos libros tanto para profesores como para estudiantes; en el segundo, el cortesano, reclamaban ejemplares para las clases altas, como reyes o príncipes. Fue entonces, durante los años aparecieron los libros de devoción de uso particular. Entre ellos, el salterio no litúrgico se convirtió en el ejemplar de mayor éxito. El taller de Londres se dedicaba a una clientela de corte. Sin embargo, los iluminadores ingleses siguen inmersos en los preceptos bizantinos hasta muy avanzado el siglo XIII, aunque son verdaderos innovadores en lo que al cromatismo se refiere.